Inaugurando el cierre
08. Mar, 2013 - Francisco Cortes Rueda - ArtÃculos Profesionales, Estrategia y marketing
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Los hermanos Garcia se casaron y se divorciaron el mismo dÃa. El amor es caprichoso. Juan, el hermano mayor, nada mas divorciarse, sin tiempo a acabar las reformas de si mismo, la ilusión por recuperar el amor y empezar una vida nueva cuanto antes, le llevó a reunir en la plaza mayor a todas las mujeres del pequeño pueblo para informarles que buscaba novia. Champán francés, canapés y música se constituyeron en altavoz de lo que él era en ese momento. Un hombre en construcción con muchos detalles por pulir. Sus ganas de agradar se percibieron como ostentación de algo que no era o todavÃa no era y su ilusión por recuperar el amor en prepotencia. El no era eso pero esa fue la imagen que transmitió. Quienes lo conocÃan pensaron que habÃa cambiado mucho, que ya no era el mismo, y quienes no lo conocÃan transmitieron a las chicas que no pudieron asistir una imagen muy alejada de su identidad.
Cuando paseando veo inaugurar un negocio me gusta pararme en la cristalera y ver las risas enlatadas de los comedores de canapés y me planteo si se están comiendo los canapés del cierre.
– ¿Te gusta?
– Ummm que buenos, son exquisitos y que bien te ha quedado el local. -Dicen los comecanapés más falsos que un duro sevillano.
Son muchos los riesgos que se corren. Inaugurar un negocio desde la creencia que será un altavoz publicitario es el mayor de los errores o como mÃnimo el mayor de los riesgos, ya que el acto como tal se convierte en promesa de la marca o negocio, y sea por mas o por menos, alinear la promesa de marca con el acto de una inauguración es realmente complejo. Y del mismo modo, inaugurar un negocio desde el ansia de ser los primeros es un suicidio, ya que en la mayorÃa de negocios donde el beneficio esta en la repetición de compra, no se trata de pegar rápido sino de pegar bien en el momento adecuado y el sitio adecuado a cada uno de nuestros clientes. No todos nuestros clientes son iguales.
Si nuestra inauguración promete menos de lo que nuestra marca puede ofrecer, el boca oreja nos desmerecerá. Por contra, si nuestra inauguración sobrepasa a nuestra promesa de marca, el boca oreja traerá clientes que automáticamente se decepcionarán, ya que la exquisitez que le hemos transmitido y transmiten son producto del caviar ruso y no está alineada con la promesa que va a poder cumplir nuestra marca. Decepción en la tienda.
¿Y cuanto hay que invertir en cambiar una percepción? ¿Que plan de marketing le van a preparar ahora a Juan los del excel de colorines? Caro, caro. ¿Pero hasta donde de caro? ¿Hasta el cierre? Cambiar una percepción sale caro caro.
Pedro, el hermano menor, esperó a que pasaran los festejos y todo el revuelo que se organizó en las semanas posteriores. Eso le dio tiempo a pulir esos detalles que a todos nos quedan en las inauguraciones de nosotros mismos. Llamó a la chica mas guapa del pueblo y le dijo:
-Marta, yo soy el hermano menor de Juan, ni mejor ni peor, no te pediré que me quieras hasta que me conozcas de verdad, pero lo que ahora ves es lo que soy, ni más ni menos.
Marta llamo a todas las chicas del pueblo y les dijo:
-Ya he conocido a Pedro, se hace querer. Pedro no es como Juan.
¿Que pasa cuando inauguramos un restaurante y los canapés están salados? ¿Estará salado el menú? ¿Que pasa cuando inauguramos un local y de tanta gente que viene a la inauguración no se puede aparcar en 2 kilómetros de distancia? ¿Volverán la segunda vez pensando que aparcarán en la puerta? ¿Que pasa cuando inauguramos una zapaterÃa y a nuestros invitados les duelen los pies de aguantar el pica-pica cool sin sentarse? ¿Pensarán que aprietan los zapatos que vendemos?
Cuidado con las ilusiones de la publicidad rápida y no inauguremos el cierre de nuestros negocios. Como dirÃa la sabidurÃa popular, no nos colguemos nosotros mismos el San Benito.
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